San Basilio de Palenque, Colombia – Sobre la habitualmente soñolienta y lánguida ciudad de San Basilio de Palenque se encuentra una estatua de Benkos Bioho, esclavo fugitivo, fundador de la ciudad y símbolo del patrimonio y la naturaleza única de la misma.
“África es todo para mí, es todo para nosotros los palenqueros”, cube Nuno Bembele, asesor de educación del consejo comunitario de San Basilio de Palenque, quien está sentado a la sombra de la plaza del pueblo, vistiendo un polo verde brillante blasonado con la imagen de Bioho.
Ubicada entre las verdes y ondulantes colinas de Colombia, la ciudad es cálida y exuberante, y los suaves murmullos de la actividad peatonal salpican la humilde plaza del pueblo.
Es una tarde tranquila de sábado y el pueblo sigue sufriendo un breve chaparrón. La gente deambula por las dos calles paralelas que enmarcan la plaza (las dos únicas calles pavimentadas del pueblo) aparentemente buscando algo que hacer. La mayoría pasa el tiempo simplemente sentados en las escaleras de sus casas o apiñados alrededor de un gran altavoz que hace sonar el tradicional vallenato y bebiendo cervezas frías o compartiendo ron tibio para pasar las horas.
Un grupo de hombres mayores se sienta alrededor de una mesa de plástico y juega al dominó al costado de la carretera, mientras que, detrás de ellos, un grupo de escolares juega al fútbol descalzos, con sus zapatillas y chancletas esparcidas en una pila al costado de su campo improvisado, con piedras que sirven como postes de la portería.
Pero esta tarde, esa escena típicamente colombiana se ve interrumpida de repente por el rítmico redoble de unos tambores lejanos. “¡Viva Palenque!”, corea alguien.
San Basilio es conocido como la primera ciudad libre, establecida por antiguos esclavos, en América y se encuentra a 50 kilómetros (31 millas) de la fashionable ciudad portuaria de Cartagena.
Después de romper sus cadenas y liberarse de la esclavitud a manos de los gobernantes coloniales españoles, Bioho, originario de la precise Guinea Bissau, estableció la pequeña ciudad en el siglo XVII como un refugio seguro para antiguos esclavos como él.
En 1619, planeó y dirigió con éxito la huida de 30 compañeros esclavos de Cartagena y repelió los intentos de los españoles de recapturarlos. Bioho, conocido como el “rey Benkos”, y los esclavos establecieron el precise San Basilio como un enclave de liberación para los esclavos emancipados. Lucharon con éxito para liberar a muchos compañeros esclavos de Cartagena e integrarlos en su nueva comunidad.
Los esfuerzos de las fuerzas coloniales españolas para reprimir el crecimiento de San Basilio fracasaron, y la ciudad se convirtió en su propia comunidad independiente, liderada por el rey Benkos. Finalmente, en 1691, la Corona española ofreció a la ciudad su libertad y autonomía siempre que dejara de albergar a esclavos fugitivos, aunque muchos continuaron uniéndose. Bioho lideró tales esfuerzos hasta su captura y ejecución a manos de los colonos españoles en 1621.
A medida que la ciudad creció, también lo hizo su propia cultura e identidad, e incluso su propio idioma, el palenquero, que todavía se habla en la ciudad hasta el día de hoy y es un elemento integral de la identidad única de la ciudad.
En 1772 se llegó a un acuerdo de paz, integrándose el pueblo al municipio de Mahates con la condición de no aceptar más fugitivos, y desde entonces permanece bajo su jurisdicción.
Hasta ahora.
Por segunda vez en su historia, el municipio de San Basilio de Palenque recuperó su independencia, luego de que el Senado colombiano aprobara una reforma a la ley que le otorga al municipio el título de “municipio especial”, otorgándole autonomía de gobierno y régimen.
Recuperando las ‘riendas del destino’
El 21 de mayo, Día Nacional de los Afrocolombianos, el Senado colombiano aprobó una modificación a la ley que permite reconocer oficialmente a San Basilio de Palenque como municipio autónomo, otorgándole independencia del municipio de Mahates que históricamente ha sido responsable del pueblo, para gran disgusto de los lugareños.
La decisión es un tanto poco convencional, ya que la ciudad tiene apenas 4.200 habitantes y normalmente a localidades de tan reducido tamaño no se les concede tal grado de autonomía en Colombia. Normalmente, sólo a localidades con al menos 25.000 habitantes se les considera para el estatus de municipio.
Sin embargo, dada la importancia cultural, histórica y étnica de la ciudad, el Senado hizo una excepción.
La campaña para conseguir la autonomía administrativa se inició en 2013 y había pasado por debate en el Senado en varias ocasiones, aunque no había sido votada.
Ahora, finalmente, San Basilio tendrá su propio alcalde native y cuerpo administrativo, así como fondos estatales específicos. El movimiento también espera fortalecer la cultura, las tradiciones y la identidad afrocolombianas, que a menudo quedan olvidadas y carecen de espacio y apoyo.
“Lo que viene para Palenque es un sueño. El municipio simboliza la lucha de Benkos, nuestra independencia, nuestra autonomía. Los niños de Palenque ahora pueden tomar las riendas del destino de San Basilio”, le cube a Al Jazeera Pedro Márquez, un educador native y nativo de San Basilio, desde una mecedora en la entrada de su casa mientras observa a los niños y a algún que otro caballo pasear de un lado a otro por su humilde calle de tierra.
La reforma authorized que reconoce y materializa oficialmente el nuevo estatus de San Basilio aún debe ser ratificada por las autoridades regionales y firmada por el presidente colombiano. Todo indica que la ratificación será aprobada.
Los residentes consideran que esta es una oportunidad para moldear la administración de la ciudad para que se adapte mejor a sus necesidades y proteja su patrimonio cultural. Muchos esperan ver el resto de las calles de la ciudad pavimentadas, así como lograr una mejor gestión de los residuos, en un intento de limpiar la ciudad y reducir la contaminación de las verdes colinas que rodean San Basilio.
El cambio de estatus de San Basilio es también resultado de un clima político más favorable bajo la gestión del presidente izquierdista Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez –la primera persona negra del país en ostentar el título– quien se ha comprometido a dar mayor representación y apoyo a comunidades marginadas como la población afrocolombiana del país.
“Actualmente hay un contexto importante ya que hay un gobierno progresista que tiene una agenda clara en temas raciales y territoriales, lo que ha creado un ambiente político que favorece este tipo de iniciativas”, afirma Orlando Deavila, quien tiene un doctorado en historia por la Universidad de Connecticut y es profesor asistente del Instituto Internacional de Estudios del Caribe de la Universidad de Cartagena.
“Las administraciones municipales anteriores no han entendido qué es Palenque, qué se siente ser palenquero. A través de este reconocimiento, los palenqueros somos los que mandamos, sabemos cuáles son nuestras necesidades y cómo administrar los recursos que nos van a llegar”, afirma Bembele.
Luchando por la lengua y la cultura
A pesar de su rico patrimonio cultural y lingüístico, San Basilio aún enfrenta una ardua batalla cuando se trata de preservar sus costumbres, su lengua nativa y lo que “se siente ser palenquero”.
El idioma del pueblo, el palenquero, es una lengua criolla que surgió a mediados del siglo XVII. Tiene raíces en el español y es una mezcla de lenguas bantúes africanas que se cree que es la lengua materna del diverso grupo de esclavos fugitivos que se establecieron en el pequeño pueblo hace siglos.
Según datos gubernamentales de 2009, sólo el 18 por ciento del whole de la población palenquera habla con fluidez su lengua materna, mientras que el 32 por ciento no la habla ni la entiende y sólo el 21 por ciento de los hablantes tiene menos de 29 años.
Sin embargo, con iniciativas como el colectivo de rap native Kombilesa Mi, los residentes esperan recuperar la lengua. El colectivo fue formado en 2011 por Andris Pandilla, oriundo de San Basilio y conocido localmente como Afro Neto, y varios amigos, quienes vieron en el hip-hop una oportunidad para promover la lengua palenquera.
Cantan en palenquero, además de en español, con la “intención de fortalecer la identidad cultural de los palenqueros a través de la música y las manifestaciones culturales que son parte de nuestro patrimonio”, cuenta Padilla a Al Jazeera, sentado en la sede del colectivo, rodeado de tambores e instrumentos de percusión y con un collar con la imagen de África colgando de su cuello.
Kombilesa Mi ha creado un género al que denominan rap folclórico palenquero y, durante la última década, han pasado de ser un acto native humilde a un colectivo nominado al Grammy que ha actuado en toda América Latina, así como en África y los Estados Unidos.
Como abanderado del colectivo, Padilla reconoce que es “una gran alegría, pero también una responsabilidad” defender las raíces y la cultura del pueblo, y denuncia que la gente a menudo tilda a Palenquero de “español mal hablado”.
“Nuestra lucha es proteger la lengua para que los palenqueros la hablen, la enseñen y no se pierda. Esa es la misión que tenemos con nuestra música y nuestro arte. Si se pierde la lengua, perdemos todos. Un pueblo que pierde su lengua, pierde la mayor riqueza cultural que ha tenido”, afirma Padilla.
Una cultura única
Esta tarde, los recuerdos de las raíces y el legado africanos de la ciudad decoran gran parte de la ciudad. Murales con la silueta del continente adornan las tiendas que flanquean la plaza. Las banderas de todas las naciones africanas ondean sobre los puestos del mercado de la plaza, en los que se venden recuerdos y artesanías con diseños y patrones tradicionales africanos.
En 2005, la UNESCO reconoció a San Basilio como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. En la ciudad existe un fuerte sentido de pertenencia y comunidad, arraigado en su herencia africana, sus costumbres tradicionales y sistemas de creencias, así como en su música.
Los palenqueros creen que África es su lugar de descanso ultimate, y el ritual funerario Lumbalu (una ceremonia que incluye cantos, música y bailes tradicionales que se cree tiene raíces angoleñas) tiene gran importancia entre los lugareños.
San Basilio también tiene su propia organización de vigilancia vecinal llamada Maroon Guard, como se denominaba a los esclavos emancipados y fugitivos. El grupo de trabajo ayuda a resolver disputas dentro de la comunidad y a mitigar problemas que puedan surgir en la ciudad.
“Es una ciudad culturalmente diversa con una marcada huella africana, y de ahí su precise especificidad cultural. San Basilio es un icono de la diversidad del país”, afirma Deavila.
La unida comunidad de San Basilio tiene motivos para sentirse alegre y esperanzada ante el nuevo estatus administrativo que podría llegarles.
“Hoy, [Bioho] “Debemos sentirnos orgullosos porque seguimos trabajando y seguimos luchando por la reivindicación de los derechos de toda la comunidad afrocolombiana”, le cube Bembele a Al Jazeera, luciendo con orgullo un tatuaje de África en su pantorrilla.